Juane Odriozola /OnceLibre Labordeboy

Experiencia Residencia
Un artista cuenta su experiencia en alguna residencia donde ha participado en algún lugar del mundo.

Las residencias aportan a los artistas visuales la experiencia de desarrollar su práctica artística en otro lugar que no es su espacio habitual de trabajo. Aportan formas de interacción y relacionamiento con otros artistas durante el proceso creativo de su obra y/o proyecto, generan conexiones y reflexiones entre ellos, en algunos casos trabajan en colaboración y generan relaciones con la comunidad, forman redes y sobre todas las cosas potencian la práctica artística.

“Ser huésped significa dejar la casa que has visitado un poco mejor de lo que la encontraste”.
George Steiner

¿Cuál es la residencia que elegís para contar y en qué año fue la experiencia?
Elijo la residencia organizada por Once Libre en Labordeboy (Santa Fé – Argentina), en el año 2013.
Menciona el nombre de la residencia, lugar geográfico, la fecha en que la hiciste y el tiempo de estadía.
Labordeboy, es el nombre de la residencia y del pueblo donde se llevó a cabo, es una localidad de 16 manzanas ubicada al sur de Santa Fé, a pocos kilómetros de Hughes (de donde salen las carnes de Mc Donald según la propaganda). La residencia se realizó en enero y febrero de 2013. Duró 1 mes, yo estuve las últimas 3 semanas.
¿Fuiste a estudiar y/o investigar alguna técnica específica de ese lugar o fuiste a desarrollar tu propia obra?
Fui a tener tiempo y a colaborar con la organización.
¿Cómo te enteraste de esa residencia?
Yo participaba de la experiencia que Once Libre, liderado por Judith Villamayor, estaba llevando a cabo primero en el edificio donde funciona la Central de Movimientos Populares, frente a plaza Miserere y luego en el sótano de una librería de Corrientes y Rodriguez Peña, así que fui a la residencia como parte del equipo colaborador.
¿Cuál fue el mejor aporte de esa experiencia en relación a tu obra?
Primero plantearme producir textos y finalmente afianzar mi relación con las máquinas automáticas. No fui con un proyecto específico y en un comienzo plantee que mi actividad ahí sería entrevistar a mis compañeros de residencia, lo hice con 5 o 6 de ellos y de eso por el momento solo conservo apuntes. Vivíamos en el edificio de una escuela primaria y entre las cosas que teníamos a disposición, estaba la fotocopiadora de la escuela que se encontraba en la sala de profesores, yo era asiduo a esa sala porque era tranquila para leer y jugar al ajedrez (con Pedro Riva) y cuando quise acordar me encontré fotocopiando frenéticamente. Terminé fotocopiando hojas blancas desplazadas que daban como resultado manchas oscuras, planos de tonner. Y con ellas hice un mural en una pequeña edificación del predio que se usaba de depósito.
¿Cómo era un día en el lugar?
En esa fecha, en la escuela funciona la colonia de vacaciones, nosotros dormíamos en las aulas que estaban al final del pasillo donde unos sesenta niños almorzaban antes de ir a la pileta de un club que linda con la escuela. Si no te habías levantado a las seciones de meditación guiadas por Felix Busso (él dormía en el parque, en una carpa iglú) los niños, sin levantarse de sus sillas, se encargaban. Cada residente se abocaba a su trabajo, algunos en aulas que disponíamos como taller y otros en el pueblo y con los vecinos. Yo elegí de oficina un banco de la plaza abajo de una palmera. Había días con actividades específicas: clínicas con Leber, presentaciones y proyecciones abiertas a la comunidad, luego las actividades eran diversas, organizarnos para las comidas, salir a recorrer, ir a la pileta, etc, etc… etc.
¿Hubo algún punto negativo en esa experiencia?
Solo alguna incomodidad edilicia que los anfitriones se apresuraban a solucionar y quizá el hecho de los residentes estar a cargo de las comidas, por ejemplo, se llevaba buena parte del tiempo.
¿Y cuál fue el mejor aporte de esa experiencia a nivel personal?
Muchos, la convivencia y trabajar en colaboración (filmamos una película en super 8, “Choja”). También haber conocido y compartido con vecinos de una comunidad muy chica. Y en lo personal con relación a la obra, la importancia de contar con tiempo para atender los procesos internos. Después de Labordeboy consideré plantear mi vida como una eterna residencia personal, la residencia Odriozola sería.
¿Cuál sería la próxima residencia en la que te gustaría participar?
Además de la Odriozola, me gustaría ir a algún país de Latinoamérica.
Un texto que escribí en la residencia Once Libre en Labordeboy
Hay un montón de causas que determinan una circunstancia.
Un pueblo es un proyecto cuando el estado nacional aprueba el trazado de sus calles. Antes, un pequeño numero de casas y mercados elementales empiezan a levantarse alrededor de una estación de tren, porque es beneficioso pero también porque es posible, ahí, y no en otro suelo, encuentran permiso. El dueño de esas tierras “cede” su nombre a la estación primero, y luego al propio pueblo. Un trazado de vías que conectan una zona productiva con un puerto puede haber sido anterior o posterior a la división en dueños de un vasto territorio. Cada una de estas circunstancias y otras que no se me ocurren, estalla como un rosetón de complejidades, Pero:
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Un pueblo nace porque una locomotora del siglo XIX
necesita reponer su carga de agua cada 15 o 20 kilómetros
ClICK para ir al link a la publicación de la revista de OnceLibre sobre la experiencia

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